viernes, 10 de mayo de 2013

El águila y la lambda de Pedro Santamaría


El águila y la lambda de Pedro Santamaría
Primera Guerra Púnica. Año 256 a.C.
Después de casi diez años de guerra, Roma y Cartago se han desangrado mutuamente sin que ninguna consiga imponerse claramente.
Marco Atilio Régulo, recién elegido cónsul, es enviado por el senado a África, al mando de la mayor flota jamás botada por Roma, con el fin de ir conquistando las ciudades que rodean Cartago, estrangular a la capital enemiga y poner fin al conflicto de una vez por todas.
Los púnicos, con un ejército muy inferior al romano y conociendo el prestigio militar de Régulo, se ven obligados a ponerse en manos de Jantipo, un curtido mercenario espartano al que confiarán su futuro. Sin embargo, los despóticos gobernantes cartagineses, temiendo que una vez que se haga con el control del ejército, lo utilice para derrocarles, le encargan a Arishat, una bella cortesana, que vigile los pasos del espartano; pero ninguno de ellos está preparado para lo que les depara el destino.

Opinión:
Aunque pueda parecer otra cosa por la sinopsis, éste es un libro con 4 protagonistas. Además de los 2 generales enfrentados, Jantipo y Régulo, el autor nos ofrece el punto de vista de otros 2 personajes, uno por bando: Bíbulo, el remero convertido en legionario y Arishat, una meretriz de Cartago. Y si este libro no ha tenido más nota, ha sido por un único culpable: Aulo Porcio Bíbulo.

Bíbulo es una persona tramposa, timadora, que va a lo suyo, a conseguir lo más posible con el menor esfuerzo posible (y si es con el esfuerzo de otro, mejor), y que se alista como remero como una manera "fácil" de ganar dinero, aunque luego le guste porque le permite seguir órdenes y "no pensar" (no lo dice exáctamente así, pero caso). En fin, que es un tipo de persona que no me gusta nada, y cada vez que aparecía se me hacía cuesta arriba leer su punto de vista de la campaña romana, con su falta de moral y modo de ir por la vida, y más viendo como se aprovechaba de su amigo Verrucoso, un buen tipo (hasta el punto de ser un poco tonto), que no parecía darse cuenta de cómo le trataba Bíbulo en aras de su "amistad".

Lo sorprendente de esta animadversión que sentía por Bíbulo es que, cuando se la comenté al autor, me dijo que al parecer era algo común en las mujeres. Los hombres, sin embargo, adoraban al personaje, y la única explicación que encontré para algo así, es que ellos veían a Bíbulo como un buen compañero de juergas y esperaban no convertirse en un Verrucoso, y no perder todo su dinero con él una y otra vez.

Aparte de esto, no espereis un libro al uso, con buenos y malos claramente definidos. El autor no se pone de parte de ninguno de los dos bandos, y eso se nota.
Tanto Jantipo como Régulo son presentados como hombres dignos de admirar, que se entregan a su causa y luchan hasta el final por ella. Si recordais cómo terminó la Batalla de Bragadas, lo fácil hubiese sido enfocar el libro desde el punto de vista del ganador o del perdedor y conseguir que el lector sintiera simpatía por ellos, pero Pedro Santamaría no hace eso, sino que quiere que admires a ambos hombres por igual y consigas creerte que realmente fue eso lo que pasó, con sus dificultades, sus aciertos y sus errores.
Así, Jantipo se representa como un espartano entregado a la lucha. Un mercenario con honor que, una vez contratados sus servicios, se implica y no retrocede aunque el enemigo le supere.
Y Régulo como un consul dispuesto a triunfar o morir para alcanzar la gloria de Roma en el campo de batalla porque no entiende de juegos políticos ni subterfugios.

Por último quedaría el personaje de Arishat, la única mujer y un personaje que, en su introducción, no acababa de comprender ni su encaje en la historia. Sin embargo esta impresión apenas duró, ya que en seguida quedó claro que su interior no era igual que la cara que mostraba y que su ambigua posición, como prostituta de las altas esferas de Cartago, podría ser más inestable y dar más juego en la historia de lo que en un principio podría parecer.

Y es que, si hay algún "malo" en esta historia, son los políticos, tanto de Cartago como de Roma, representados con el Sufete y Longo, el segundo consul de Roma. Ambos se moverán por interés, y no siempre por aquel que sea el mayor interés de los territorios que representan, sino el suyo propio, y en caso de que su poder se sienta amenazado, serán capaces de traicionar a quien hasta un momento antes era su mayor apoyo, y hacerlo de tal manera que, de cara a los demás, parezca que no han tenido otra alternativa.

Porque esto de que los personajes no se puedan clasificar en "buenos" y en "malos", así como una clára crítica a la ambigüedad de los personajes eminentemente políticos, cuya única motivación real es obtener el poder, ya fue algo que aprecié y me encantó de su anterior libro, "Okela".

Y es que, al final, "El águila y la lambda" es una novela de personajes, aunque la acción transcurra en un periodo concreto de la historia. No necesitas saber nada sobre las Guerras Púnicas para disfrutar con ella, y lo que necesites saber estará en el libro (incluidos unos esquemas de las batallas muy prácticos para hacerte una mejor idea de las estrategias). Lo importante es la evolución de los personajes, ya que ninguno de ellos acaba la novela igual que como empezó. En un sólo año, no solo se decide el futuro de Cartago, sino que cambia la vida de todos y cada uno de los protagonistas, a los que no les quedará más remedio que aceptar esos cambios o morir por ellos.
Por todo esto, sin duda, y a pesar de Bíbulo, ésta es una novela que vale la pena leer, y solo queda saber con qué época y personajes históricos nos sorprenderá ahora el autor.

4 ★ ★ ★ ★

¿Has leido alguna novela de Pedro Santamaría? ¿Te gusta la novela histórica?

Este post ha sido redactado según el Código  de Confianza C4C.
 

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