jueves, 12 de julio de 2012

Día de compras

Odio ir de compras.

Vale, ya lo he dicho.

No es solo porque al estar no tener trabajo hay que mirar y remirar antes de decidir no comprarte nada (la mayoría de las veces), o por mi guerra con las tallas, que siempre tiene guasa y convierte una simple prueba en 33. No. Lo mio viene de largo, y gran parte de culpa la tienen los propios dependientes.

No sé si es general de toda ciudad, pero en la mia las tiendas tienen bastante mala fama. No porque te timen, o cosas así, sino porque no cuidan al cliente: no saludan cuando entras, cuesta que te atiendan y te busquen lo que quieres y, en general, parece que les molestas cuando vas a su tienda.

Así que cada vez que voy de compras, me armo de valor y trato de que dure lo menos posible, pero quizás con la crisis las cosas están cambiando, porque el pasado martes me sorprendieron en varias tiendas muy gratamente, y por eso hoy os voy a hablar de 2.

La primera fue Petit Plaisir, una bombonería de las de hoy en día, es decir, que no solo se limitan a venderte los típicos chocolates, sino que también venden galletas decoradas, cupcakes, tartas y casi todo lo que se te pueda ocurrir, y la mayoría hecho por ellos mismos y cuidando la presentación al detalle. Confieso que nunca había entrado en ella a pesar de que está en pleno centro, pero desde que a mi madre la diagnosticaron la celiaquía, no he vuelto a comprar en pastelerías y me he animado con la repostería casera para asegurarme de que ella también pueda comerla (y ella también, ¡menudas tartas que hace!).
Pero este martes lo hice porque me tentaron de una forma infalible: con un trozo de tarta de chocolate. Una chica había ganado una tarta en un concurso que hicieron por Facebook, pero decidió que solo quería un pedazo, y que el resto lo compartiría y sería para quién se pasara a la tienda a por él. Así que eso hice, y afortunadamente aun quedaba, así que decidí que yo también se lo daría a alguien (mi hermana), por lo que me lo dieron para llevar junto con otro detalle para mi: unas grajeas de chocolate que ellos mismos hacen. Detalle que también anunciaron por Facebook, pero que después de la tarta a mi ya me hubiese dado corte pedir.

Un detalle delicioso
Total, que ya me iba yo tan feliz cuando me dí cuenta que no había preguntado algo que ya siempre hago: ¿son las grajeas aptas para celiacos? Volví a la tienda y al dudar de la respuesta (estaba seguro de que el chocolate si, pero no el recubrimiento), me dió otros chocolates y no aceptó que le devolviera los primeros. Así que, no solo salí contenta de esa tienda, sino que me han dejado una impresión buenísima que ya he compartido con más personas (además de la tarta y el chocolate, que por si os lo preguntabais, está riquísimo) y si tengo que comprar algo de lo que ellos tienen, podeis estar seguros de que se han colocado a la cabeza de sitios a los que acudir, y más cuando luego, por Facebook, me confirmaron que las grajeas son sin gluten.

Y es que en ocasiones, una buena impresión es la mejor publicidad y, personalmente, estoy más dispuesta a gastarme el dinero alli donde me tratan bien, y por mucho que quiera algo, haré lo imposible por no volver donde me traten mal.

Por eso me gustó tanto otra tienda que visité, Texas, una tienda de las de "toda la vida", donde la dependienta no solo no me hizo sentir "que molestaba", sino que me ayudó a probarme todas las cazadoras que tenía en la tienda de mi talla o que ella creía que me irían bien. Y cuando digo todas, quiero decir que, antes de que me diera cuenta, había desmontado medio escaparate porque de algunos modelos solo le quedaban esas de mi talla. Y no sé si eso es lo normal en otros sitios, pero yo estoy acostumbrada a que me informen de ese detalle y luego dejen caer que me la sacan "si quiero probármelo"... Y si, no estoy comprando por internet, estoy en una tienda, así que querré probármelo, pero probablemente también me pensaré más si comprarlo, porque si me pones problemas para eso, probablemente también me los pongas si a la medía hora (o 10 días, es un ejemplo) encuentro algo que me vaya mejor y quiera devolverlo (me ha pasado, sobre todo con zapatos).

En fin, que, como comprendereis, soy de las que están completamente de acuerdo con ese viejo proverbio que reza "Si no sabes sonreir, no pongas tienda". Y con ello no me refiero a hacer la pelota para vender diciendo que te queda "ideal" algo que te queda horrible (o no solo a eso), sino a hacer que el cliente se sienta bien en tu tienda, y no como alguien que te impide ganar ese dinero que intentas que gaste.

Y lo dice alguien que tiene un familiar en el sector y le ha visto trabajar y tratar a sus clientes y solo quejarse, una vez que cierra y recoge la tienda, por lo mal que va el negocio.

¿Ha cambiado vuestra forma de comprar con la crisis? ¿Notais diferencia en el trato en las tiendas? ¿Optais por comprar en unas tiendas u otras por cómo os tratan, o solo os importa lo que venden?

3 comentarios :

Crazy Cat Nunu dijo...

Me has dado un hambre terrible con esta entrada... ¡qué buena pinta tiene todo!

Estoy de acuerdo contigo en que, si trabajas cara al público, tienes que ser amable. Yo, en las tiendas, prefiero que me dejen a mi aire, porque no me gusta que me hablen, pero si pregunto algo, que me respondan de forma amable. Lo noto muchísimo en los supermercados, que los que trabajan allí están amargados y mira, lo siento, pero te lo guardas. Yo trabajo cara al público y no siempre tengo días buenos, pero no los puedo pagar con los alumnos.

¡Besines!

Bao Chu dijo...

Totalmente de acuerdo, tiendas hay a patadas y si no me tratan bien en un sitio no vuelvo. Lo triste es que nos sorprendamos cuando nos tratan bien :(

Yo también trabajo de cara al público y procuro tratar a la gente como me gustaría que me trataran.

Kasumi dijo...

Creo que parte del problema de los funcionarios es que, los que están, no siempre están de cara al publico porque quieren, sino porque "les toca", y claro, no todo el mundo vale para tratar con el público y como estos no pueden ir a otro sitio, pues acaban de malas los 2. Así que, ole tú, Lady, por esforzarte cuando tratas con los que acuden a tu biblioteca (aunque ya sé que no eres funcionaria, pero me valen como "clientes atrapados").

Pero si trabajas/montas una tienda, no puedes permitirte el lujo de mostrar tu mal humor a tus clientes, porque ellos si pueden decidir no volver a tu tienda, totalmente de acuerdo, Bao Chu, y quizás también tengas razón en que lo verdaderamente triste del asunto es que lo que me haya sorprendido es que me tratan bien para variar.

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